MIERCOLES 12 de MARZO del 2003. -RASTRILLO-

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Posted by Carlos Rojano | Posted in | Posted on 20:42

… Me levanto pensando que hay alguien dentro de la casa cuando, ¡oh sorpresa!, ¡¡estoy solo!!. Casi no recuerdo lo que soñé hasta que ya es jueves a la 1:16am.
Me encuentro rasurándome, la luz del día es bastante turbia, mas exagerada que de costumbre.
Cuando paso la navaja, que es una navaja ya vieja y sin filo se siente como si estuviera tremendamente afilada, cortando a la perfección. Cuando llega el momento de rasurar a contrapelo se siente que se atora la navaja como cuando corta la carne y la va rebanando. Yo retiro la navaja y la observo, digo: -Quizás tenga demasiadas barbas y por eso no corta-, y a la vez pensando, -Creo que es un mal momento para rasurarme, aún la piel está muy irritada para volverlo a hacer-. Me comienzo a sentir como si tuviera gente presente a la hora de estarlo haciendo al reflejarme y verme en el espejo. Veo las hojas del rastrillo y retiro una parte del pellejo que estaba atorada y comienzo de nuevo a rasurar de abajo hacia arriba pero ahora en el cuello en la parte de la manzana, en donde a mí en lo particular es la parte mas difícil de pasar el rastrillo por la forma de la tráquea y poder dejar bien rasurado
 
Al instante se atora de nuevo y salto por aquel tirón, al momento de verme en el espejo puedo ver la profundidad y largo de la cortada, como de unos 2.5 o 3 cm., sin sangrar y la sensación es de cómo cuando pasas el filo de una hoja de papel nueva por alguna parte sensible del cuerpo, los labios.

MARTES 11 de MARZO del 2003. -CALLES RARAS-

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Posted by Carlos Rojano | Posted in | Posted on 15:47


            En calles raras y de tarde-noche es posible que haya un mercado y también sea una colonia popular. Yo me encuentro entre conocidos y sabemos que nos persiguen o nos vigilan patrullas. Lo raro es que de la gente con la que estoy nunca la he visto y según esto nos buscan por escandalizar y  por ser muy tarde para hacer fiestas. Me recuerdo entrando a una casa de cartón, como una de esas de las ciudades perdidas, en donde hay una viejita de baja estatura y muy delgada pero vigorosa, mientras yo suponiendo no me encuentren pero en un parpadeo ya me encuentro en otro lado con esos “amigos” de “ambiente”. El sitio de aspecto habitable, pobre, con cortinas delgadas y opacas, las soleras de las ventanas muy viejas y casi oxidadas y sin vidrios. No hay muchos muebles pero tampoco son gran cosa y creo ver en el suelo pedazos de periódicos. Hay gente llegando pero así como llega desaparece y al siguiente instante llega Rigoberto (creo que él no sabe que yo estoy ahí), antes de que entre yo me encuentro en cuclillas  viendo hacia arriba, la ventana de una puerta de fierro a través de una cortina de tono crema, su cara. Él trae las llaves de esa puerta y yo pienso, -Si me ve aquí se va a molestar-. Yo puedo ver un poco mas de luz cuando esta cerca de la puerta como el de una mañana nublada. Va a entrar… Yo me oculto bajo una mesa sin mantel dándose cuenta de inmediato porque pregunta a la demás gente que realmente son pocos, 2 ó 3, que porque se ven raros y voltea la cabeza dando conmigo bajo la mesa. Luego yo sujetando y casi casi cargando a Yahir (el de la Academia) que se encuentra como borracho, es muy rico el abrazo que nos damos…
            Nos vuelven a buscar, la justicia, según por tener fiestas fuera de horario y hacer mucho ruido. Ahora hay calles muy estrechas como que solo cabe un auto y las banquetas demasiado estrechas. Mas adelante hay una casa muy rara en donde hay mas gentes, no hay un orden de cómo esta distribuida la casa así que si hay sillas y mesas parece como si fueran islas en el mar.  Ahí si había música casi inaudible pero yo la sentía muy alta, había varios aparatos de sonido encendidos con diferentes tipos de música cada uno en diferentes lados. Recuerdo haberme acercado a uno de ellos que estaba en un anaquel de tienda de autoservicio y hacia la izquierda estaba vacío y de largo tenía como 15 metros y en color crema, yo le decía a alguien –Hay que bajarle porque si no van a venir a molestar-… de pronto se abre la puerta de mi habitación y recibo una llamada por teléfono.

SUEÑOS DE LA INFANCIA.

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Posted by Carlos Rojano | Posted in | Posted on 0:32


1.
Tengo 6 años, el día es de un color sepia, de mi antigua casa en un edificio grande y en uno de los 3 departamentos de la planta baja, mi casa es viendo de frente al edificio con 3 puertas de garaje la del lado izquierdo; Profundidad desde la puerta de mi casa hasta la calle, 4 autos.
            Yo salgo corriendo de mi casa, huyendo, por un ruido tan fuerte como el de un avión grande a baja altura cuando apenas está comenzando a tomar altura. Salgo corriendo hasta la calle hacia la acera de enfrente, la calle es ancha y antes de pisar la banqueta resbalo y caigo de bruces. El ruido se hace mas fuerte cada vez, mas y mas. Yo, boca abajo me volteo bruscamente viendo hacia el cielo y veo como viene precipitándose lentamente un enorme Zeppelin gris y el ruido se hace cada vez mas insoportable e intenso. Yo inmóvil viendo como se dirige a mí cada vez mas cerca, mas cerca, mas cerca hasta que la punta del Zeppelin casi toca mi nariz.

 2.
          
            Tengo 4 años y ya me he besado con mi primo.
            Es de noche y soy perseguido por “La Gente De Hule” y huelen a eso pero son chavos adolecentes con trajes de neopreno negro, esbeltos y muy atractivos. ¿Cómo puedo pensar y sentir que me gustan éstos chavos si solo cuento con 4 años?
            Entre ellos está mi primo y salen por todos lados, persiguiéndome, viéndome de manera coqueta y sonrientes pero yo me siento apenado y muy nervioso. Yo corro en 4 patas, a gatas y las calle son tan suaves como un colchón de aire no causándome dolor al caer mis rodillas en el suelo puedo sentirme como un leopardo. No se que quieran hacer conmigo pero lo puedo sentir. Un Beso.



VIERNES 7 de MARZO del 2003. -MAHLER- -ESCAPANDO DEL CAOS-

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Posted by Carlos Rojano | Posted in | Posted on 22:32

Hoy no fue tan dramático como el de ayer, creo que hasta cierto punto fue mágico. Recuerdo que me encontraba fuera de una sala de conciertos, aun no he visto ninguna que se le parezca pues el vestíbulo era gigantesco como si fuese un palacio con pilares delgados y techos altos, con una decoración fuera de lo común pero austera y sencilla, con pisos y paredes de mármol en tonos ocre y beige obscuro dándole un aspecto antiguo y formal, elegante y delicado. Recuerdo que ese vestíbulo tenia forma en herradura, como el Conservatorio pero mas, mucho mas grande con bancas de iglesia a manera de sala de estar y había un cantidad de gente fuera, en el vestíbulo como unas dos mil personas que no se notaba que fuera tal cantidad por el tamaño del lugar. Yo, que me encontraba a lo lejos podría decir que veía unas cien o doscientas personas. Esperaba sentado en una de las bancas, no recuerdo que hubiera lámparas colgadas pero había una luz muy especial como si fuera la de antorchas colgadas en cada pilar, esa luz de tono amarillo ámbar y un poco anaranjado con una mezcla de luz como el de un día nublado, penetrando por pequeñas rendijas y dándole al vestíbulo un aspecto un tanto frio y poco tétrico.

  Se suponía, entraríamos a un concierto de una Sinfonía de Mahler, la segunda. Yo me preguntaba que qué hacia la gente parada frente a las puertas de la sala en lugar de hacer filas y otras tantas como si estuvieran dando un paseo por la calle. De pronto volteo a mi lado derecho con una sonrisa de emoción por estar asistiendo a escuchar y sentir una de las de Mahler, ya que no es comúnmente ejecutado y veo a Fernando Menéndez, compañero y cantante del Conser… lo saludo y no me había dado cuenta que venía tan ebrio que los ojos se le salían de órbita. Con gracia recuerdo haberle dicho y reclamado unas óperas que le preste hace 2 años y que no sé cuando regresaran, bueno, tengo en garantía 2 compactos y una ópera de él. – Fernando, ¿Cuándo me vas a traer mis óperas que te presté? – dije - ¿Cuáles? – contestó balbuceando y como si no supiera de que le hablaba, y yo, - ¡¡No te hagas!! - , en ese momento no sabía porque no entrabamos a la sala y porque la gente no se quitaba de las puertas. Hasta después recordé que no habíamos alcanzado boletos y seria que la gente en las puertas ¿trataba de escuchar lo que acontecía dentro de la sala?. En ese instante que estaba con Fernando solo lo miraba con ojos de –pobre Fer… que mal se ve – después solo dije – Nos vemos, que estés bien - . Entonces me levanté y me dirigí a las puertas junto con toda la gente. Esas puertas eran de madera muy gruesa, color café obscuro y eran enormes, de alto como de 6 metros y de ancho unos 4 o 5 metros. Yo ya me encontraba un tanto decepcionado por no haber llegado mas temprano y conseguir un boleto. No se escuchaba nada hacia afuera, pero tampoco había tanto ruido como para no poder escuchar lo que pasaba adentro de la sala. De repente, no sé como seria la emoción dentro de la sala que las puertas fueron abiertas exactamente en la parte coral de la sinfonía y puedo observas la orquesta en el fondo, muy grande, y las butacas repletas, ni una sola vacía y la apariencia era como un gran estadio en forma de sala de conciertos, para una idea mas clara como el auditorio Silvestre Revueltas del Conservatorio pero más profundo como si fueran cien filas de butacas y solo la parte de en medio tuviera unas 75 butacas sin contar las de las orillas, que tal vez cada una tuviera la mitad de las butacas en cada fila, obviamente, solo las 75 eran de la primera fila y como es muy común que hacia atrás del auditorio se vayan agregando mas butacas entre mas atrás sea.
  
   Pude ver que todos quedamos conmovidos al escuchar los trémolos fortísimos que sonaban en el momento. Cuando se abrían las puertas, la gente muy ordenada retrocedió ante la acción y yo que aún me encontraba lejos, fui acercándome y me tiré al suelo, de ese mármol tan lizo y frío, boca abajo con las manos en la cara como si fuese un niño, bueno, comparado con aquellos sonidos que brotaban de la sala si me sentía un niño; Pero aunque yo sabía que era la Segunda Sinfonía no sonaba a la Segunda pero si sonaba a Mahler. Sonaba como si fuese una gran ópera y aparte de eso cuando volteé hacia atrás pude ver a bailarines como los de un ballet en el vestíbulo y regados por todos lados y no solo era el concierto dentro sino para todos los que nos habíamos quedado fuera, también el espectáculo estaba fuera de la sala.

   En ese momento, yo junto a las puertas embelesado, apareció mi madre que me dijo –vámonos- -ahorita, ya mero- contesté, solo esperé a la gran cadencia del final donde las voces, violines y maderas se encuentran en los agudos y fue en donde rompí en llanto de tal emoción pues se escuchaba demasiado celestial e increíble. Me dí la vuelta y desperté.


Volví a quedarme dormido, creo haber visto la hora 9:30 – 9:40 am. Me encuentro en una especie de periférico en un despoblado, viendo de frente como valdios y pequeños montes. Al fondo izquierdo una especie de construcciones en obra negra es de noche como 7-8pm hay bastantes coches pero en donde yo me encuentro es casi el inicio, al lado derecho no se puede ver el camino, es mas no existe pero de ahí vienen los autos.
   Me encuentro cerca de una coladera que debo destapar, hay señalamientos de esos conos rojos que se usan para desviar, veo un auto, el mas cercano y próximo a mí y veo a las personas indiferentes y en eso pienso: -sería muy fácil romperles los vidrios- y en eso procedo a destapar la coladera y puedo ver en el interior las dimensiones. Son como las de una cisterna y no comúnmente en forma de tubo y el canal al fondo. En ella flotando despojos como botellas de plástico, en fin, vil basura y yo pensando en porque no yo no olía -a que ha de oler esto-; Los autos siguen avanzando lento pero fluido veo en el interior de un auto No.2 a una mujer al volante con dos niños, de pronto un auto a toda velocidad pasando entre todos los autos del tránsito lento y casi llevándome de corbata y estrellándose con el auto No.2. De mí salen las palabras -¡Ora hijo de la chingada! ¿Qué no ves que estoy aquí?- y vuelve todo a la calma con el ir lento de los autos en movimiento y el auto a toda velocidad olvidándolo por completo, como cual luz apagándose lentamente y dejando un haz. Algunos carrillos detenidos, otros avanzando lento y viceversa, cuando de pronto, de uno de los cerros cercanos al fondo donde veía las construcciones en obra negra, una explosión como la de un volcán y al mismo tiempo como la de una bomba subiendo hacia el cielo el fuego y una nube piroclástica dirigiéndose a nosotros.
   La mujer del auto No.2 sale, y yo tomando a uno de los niños, corremos desesperadamente hacia lo que daba a mis espaldas, un bosque repleto de árboles y un sendero como el de una carretera de 2 carriles, ida y venida, y con el aliento ahogado las palabras – ¡No Por favor! - ¡No Por favor!-. El sendero es de bajada y corriendo tan rápido por el, entre curvas… estamos en bicicletas, los árboles pasan tan rápido ante nuestros ojos y hay ahora una luz mas clara, como luz nublada y obscura… hay barrancas. Llegamos a un cruzamiento en donde sale una camioneta negra y estamos detrás de ella. En el siguiente parpadeo puedo ver que nos acercamos lentamente hasta la espalda del conductor que la maneja como si estuviésemos atravesando toda la camioneta y los asientos y ya no habiendo camioneta podía verlo como si viniera con nosotros en las bicicletas y que a la vez tampoco íbamos mas en ellas, simplemente flotando y muy rápido.
   Nos aproximamos a una caseta de cobro, yo ya no siento ni veo que venga alguien mas, únicamente el tipo de la espalda y yo detrás de él. Nos precipitamos hacia el lado derecho abriéndose automáticamente la pluma que permite que no pasen los autos y casi bajándose cuando yo estoy pasando, agacho bruscamente la cabeza. Nos seguimos enfilando hacia el lado derecho volviendo a pasar otro par de casetas y exactamente vuelve a pasar lo mismo y a una velocidad tremenda solo que ahora después de la pluma hay unas escaleras y nos encontramos bajándolas hacia una puerta de metal blanca de un aspecto moderno (como la de un estacionamiento) con cuadros en relieve y medio abierta, atrás de ella hay una luz.

JUEVES, 6 de MARZO del 2003. -OPHILIA-

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Posted by Carlos Rojano | Posted in | Posted on 19:45




11:45 am
Es curioso el sueño de hoy, sobre una avenida ancha como lo es al México – Tacuba se encuentra un zaguán y un pasillo en donde casi no penetra la luz. Es muy largo, que el fondo es imposible ver. Entre sueños estoy despertando, y en esas lagunas recordando y organizando mi cabeza, pues anoche comencé a escribir una sonata para el piano en sistema octatónico. Es curioso, tanta disonancia que estoy escuchando se vuelven consonancias ahora, obviamente, después de acostumbrarte a la música tonal como Mozart, Beethoven,… se siente desajustada y al momento de las cadencias como si sonaran un poco más altas. Pero bueno, en éstas lagunas en donde regresaba al sueño y despertaba lo que he contado sobre la sonata, en aquel pasillo me encontraba a Mauricio Jiménez, a su maestro David Arontes y otras dos personas que no recuerdo, o más bien, no se quienes eran. Yo me encontraba en la parte interior del zaguán y ellos en la parte que daba a la calle. Pero era raro ver que Mauricio se veía más alto que yo, puesto que para entrar por el zaguán había un escalón y él se hallaba del lado de la calle. Yo me debía ver más alto.

David Arontes platicaba con las otras dos personas pero no podía escuchar lo que decían, mientras tanto y al mismo tiempo yo le preguntaba a Mauricio algo relacionado a lo que yo la noche anterior había escrito para el piano. ¡Mauricio! –dije- ¿Cuál es el punto medio ó la mitad de una octava?. Se quedó pensando tanto que a mí me dio tiempo de recordar a mi maestro Miguel Agustín decir: ¡Esos alumnos de Arontes no han aprendido música! Total, no me respondió y no recuerdo si yo le decía la respuesta o volvía a medio despertar recordando la escala octatónica 2, pues ya la primera vez que había despertado organizaba la número 1. Es curiosa la manera en que saqué el tema o motivo inicial. Todo comenzó un día que yo iba hacia la escuela (esto ya hace un par de meses atrás, un poco más exacto… unos seis meses) me dirigía al metro Normal, que es de donde salen los camiones que me dejan más cercano al Conservatorio y en donde solo tomo uno. En el camino, ya en la Combi, no iba llena pero habremos sido unas nueve personas atrás y una adelante con el chofer. Yo iba en la parte trasera y junto a mí, del lado izquierdo, un niño de unos tres años de edad y frente al niño, su madre, ella viajaba de lado. No recuerdo a la demás gente, solo al niño y a la madre. Ella con rasgos autóctonos, morena, de baja estatura y su hijo tan pequeño que no llegaba al respaldo y su madre solo lo sostenía por las piernas. Mientras, en el viaje yo volteaba a verlo pero no podía verle la cara, me causó ternura ver a un niño tan despierto y tan vivo. Conforme íbamos avanzando por el camino el niño cantaba como regularmente son los niños y jugaba y volvía a cantar, yo, aún no me daba cuenta de que era lo que decía en ese canto hasta que poco a poco era tan repetitivo el sonsonete de lo que cantaba, me di cuenta y asimilé sus palabras. Impactado, y conforme pasaba el tiempo más sugestionado y atónito comencé a crearme un terror psicológico en donde el culpable era ese niño al que no podía verle la cara y repetía una vez más el mismo sonsonete diciendo: “¡OJOS CHUPADOS!… ¡¿NO SABES?! ¡¡NO SABES!!? ¡¡¡¡NO SABES!!!!?... ¡CABEZA DE VACA!...” ...y platicaba con algo o alguien fuera del camión, a través de vidrio y le volvía a preguntar “–NO SABES -“. Comencé a imaginar muchas cosas perversas con esas simples palabras, que si las dijera una persona más grande no habría problema alguno pero la cosa cambia cuando las palabras e intención son dichas por alguien que aún no puede razonar tanto como un niño de tres años. Y es precisamente el motivo y temas de la sonata que estoy comenzando, no sé cuantos compases llevo pues el cuaderno esta en el piano y yo en mi cuarto, sentado, escribiendo estas palabras, han de ser unos 8 o 9… en donde el 3º y 4º compases son “ojos chupados” y los siguientes con un ritmo precipitado y desesperado son “¡¡¿¿NO SABES??!!”, más bien no desesperado, si no, ahogado. Bueno, volviendo al sueño, que lo estoy escribiendo porque tal vez haya alguna conexión conmigo y el mundo, y me gustaría saber más de estos sueños que para mí son fuera de lo común.

Ya que Mauricio se quedaba pensando y no me respondía me llamó por detrás una muchacha joven y guapa que yo en mi vida la he visto pero en el sueño era amiga mía. Me parece que vestía ropa azul claro, diciéndome: -Mira quién está allá afuera- pues yo volteo y veo a mi amigo Izkrah Pinto con su pareja Iñigo, pero los dos no se veían bien. Izkrah me veía entrecerrando los ojos como si tratase de enfocar mejor y en la cara se le dibujaba una barba de candado que se desvanecía y volvía a aparecer. Iñigo, sonriente pero raro, tenía una gasa en la mano izquierda y marcas de cicatrices en el resto del brazo que quedaba al descubierto, así como también Izkrah las tenía pero en la cara. – Hola Chuchicha – dijo Izkrah y lo único mientras Iñigo – Hola Carlos, como estas -, no pude entender la demás palabras que decían con mi amiga, la de azul claro. Izkrah e Iñigo se les veía la cara de que algo no andaba bien. Iñigo y mi amiga seguían hablando y aún no comprendía que decían, creo que como poniéndose de acuerdo para algo, entonces yo interrumpía preguntando a uno y a otra - ¿Qué pasó? – una a Iñigo y otra a mi amiga - ¿Qué pasó? - , ya que las marcas de la cara en Izkrah y en el brazo y mano izquierda de Iñigo eran el resultado de algo bastante malo. - ¿Qué pasó? – volvía yo a preguntar no teniendo respuesta y la única que tuve fue –hasta luego Carlos – por parte de Iñigo. Yo, un tanto preocupado, ya que se habían ido mis dos amigos y yo no sabía nada comencé a cuestionar a mi amiga - ¿Qué pasó? – con un tono más angustiado. Ella comenzó a platicar que el día anterior había sido la boda de Ophilia (ni idea de quien sea la tipa, porque la que vi ni la conozco en realidad) y que Izkrah e Iñigo habían asistido con mi amiga el día anterior. Me comenzó a contar que en la ceremonia religiosa, exactamente cuando los estaban casando… (en ese momento apareció Ophilia, era físicamente de complexión de una mujer grande pero muy delgada, cabello largo, ondulado y negro, su tez blanca pero no podía diferenciar la tez porque en el pasillo, en el que me encontraba ella se hallaba parada del lado en que no se veía la luz del fondo de ese pasillo y solo le daba el reflejo, de frente, de la luz que penetraba por el zaguán, era bastante tenue) …al novio ya le habían preguntado que si aceptaba como esposa a Ophilia y cuando llegó el momento en que le tocaba responder a ella… (yo volteé a verla con aquel cabello ondulado y negro, creo que vestía de ropa blanca, un vestido, y ella me veía con aquellos terribles ojos grandes y penetrantes con cejas negras) …y dijo - ¡Ahora si, ARRODILLENSE ANTE SU PADRE! – mientras decía esas palabras ella alzó el brazo derecho como si tuviera una copa en la mano y haciendo un brindis y a la vez, agitándolo hacia arriba, manchando el techo de un rojo sangre y dibujándose la estrella de 5 picos que usan para ritos satánicos. Como todo fue tan rápido, no alcanzó el tiempo para el desconcierto de los asistentes pues los que estaban más cerca del altar habían sido carbonizados y que Izkrah e Iñigo se encontraban lo bastante lejos como para que fueran alcanzados por llamaradas. Y también me contó que había una banca llena de niños, el niño 1, el 2, el 3, el 4, y sucesivamente y conforme avanzaba el número de niños, del 1 al … habían sido quemados de acuerdo a su número. Supuse que si el niño con el número 1 era el que casi no tenía marcas no quise ni averiguar como habría quedado de quemado el niño número “N”. También supuse que si el novio estaba junto a Ophilia debió ser el mas quemado de todos, tanto a casi haber quedado reducido a cenizas y que si quedara vivo hubiera perdido toda cordura pues ninguna mente humana se podría imaginar o concebir una idea de lo peor de todo.
1:40 pm










PRÓLOGO.

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Posted by Carlos Rojano | Posted in | Posted on 21:15



Un buen día que soñaba raro, que de por si no se me da, pensé en escribir todas esas rarezas y perversos sueños que tengo casi por lo regular. Quizá por llevar un control de lo que a mí, hay veces que me impresiona, hacer reír, o ni siquiera pensar en que tipos de sueños quiero soñar. Eso no lo decidimos, los vamos formando con las vivencias de cada día o las sugestiones a las que nos sometemos.

Cabe citar que inmediatamente que despertaba ya tenía cerca de mí, un cuaderno y una pluma para no olvidar nada, ya que si tenía que buscarlos me despabilaría y perdería cada detalle que lo que menciono. Ya al pie de la cama, aún medio dormido me ponía a escribir tantas barbaridades en el cuaderno que hasta yo me daba miedo ya que los leía al estar despierto y en otro momento mentalmente hablando, ya habiendo comido, llegado de la escuela, llegar de dar un paseo, etc. por soñar y pensar de esa manera a la hora de soñar. También puedo decirte que no soy como algunos de mis amigos, los cuales me han llegado a mencionar que tienen absoluto control de su sueño y saber que están soñando y llevarlo de la manera que quieran. Yo no. Solo me dejo llevar hasta que acabe totalmente el mío.

Bien, espero mantenerte entretenido con estas narraciones surrealistas de mis sueños, y poderte llevar hasta el fondo de mi profundo y torcido mundo cerebral. Ya que no soy un gran escritor espero poderme dar a entender, ya que como te repito, aún permanecía dormido cuando comenzaba a escribir y uno no tiende a hilar muy bien ideas a la hora del despertar. Y así es como te los voy a narrar, recién nacido de la cama...